El Ejército
mexicano y Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México (GACM) firmaron un
convenio de colaboración el 18 de febrero de 2015 para realizar la obra
mediante el esquema de “administración directa”, que los obligaba a realizar la
obra sin ayuda de empresas contratistas.
La Ley de
Obras Públicas establece que “en la ejecución de los trabajos por administración
directa, bajo ninguna circunstancia podrán participar terceros como
contratistas, sean cuales fueren las condiciones particulares, naturaleza jurídica
o modalidades que éstos adopten”.
Mediante
una solicitud de información el Ejército informó que únicamente destinó tres
trabajadores al proyecto:
Según la revisión de la Auditoría Superior de
la Federación (ASF), Sedena fue el proveedor que más cobró del fideicomiso
80726 en 2016, creado especialmente para pagar obras del NAICM, rebasando a las
empresas contratistas que diseñaron el proyecto y las constructoras encargadas
de las pistas.
Los más
altos responsables del proyecto son dos integrantes de la administración de
Enrique Peña Nieto: Gerardo Ruiz Esparza, secretario de Comunicaciones y
Transportes (SCT) y Salvador Cienfuegos, titular de la Defensa Nacional.
No es la
primera vez que el Ejército mexicano entra a desarrollar obra pública: Sedena
fue comisionada a arreglar los desperfectos que dejó la empresa de Juan Armando
Hinojosa Cantú (amigo del Presidente y dueño de La Casa Blanca) en la
construcción del Hangar Presidencial.
La relación
entre Sedena y el nuevo aeropuerto seguirá, pues la dependencia ya ganó otro
contrato por mil 346 millones 287 mil pesos, esta vez por la “Limpieza,
nivelación e instrumentación geotécnica para la construcción del sistema de
precarga de la pista 6 y calles de rodaje del Nuevo Aeropuerto Internacional de
la Ciudad de México”.
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